Artículo de opinión firmado por Rafael Alemáñ de Rafael Alemany Premium Jewelry.
En primer lugar quiero agradecer a la Presidenta de la Asociación Joyas de Autor, Liane Katsuki, y a los coordinadores de esta publicación y verdadero motor de la misma, Irene López y José Francisco Alfaya, por su invitación a participar en este proyecto. Es un privilegio poder compartir un espacio con diseñadores con una larga experiencia en el sector, como Laura Márquez o Carlos Pereira, entre otros muchos, a los que me une una relación más que profesional.
Llevo relativamente poco tiempo trabajando en el mundo de la joyería. No he recibido una formación reglada en el tema. Tengo grandes carencias en el oficio, al que respeto mucho. Mi acercamiento es intuitivo e intento que desenfadado, lo que obliga a relativizar muchos de los puntos de vista que pueda ofrecer en este sobrevuelo del tema.
Soy licenciado en Bellas Artes y mi mayor experiencia se centra en la creación en el mundo de las Artes Plásticas y su docencia, incluido el campo del Diseño en general. Inevitablemente mis observaciones se producen a través de ese prisma.
Un Viaje.
Invito a hacer un viaje al pasado para visitar uno de los centros de formación mitificados en el mundo del Diseño, la Bauhaus. Sus profesores, bajo la dirección de Walter Gropius, consideraban imprescindible formar personas con una sensibilidad creadora 1) en el arte de vanguardia y 2) en la tecnología industrial. En sus comienzos (1919) los profesores conocedores de la estética carecían de la formación necesaria para ocuparse de su traslado a los materiales y contaban con el apoyo de maestros de taller (metal, madera, textil, imprenta). Una segunda generación de profesores, surgida de entre los alumnos más destacados de la escuela, acabó con esta división. Surgía así un nuevo oficio, el de diseñador. Frente al artesano, éste programaba un producto para su fabricación industrializada.
La Tecnología.
Un chasqueo de dedos nos puede devolver al presente para pensar que podemos aprender de esta experiencia. Si la persona con una sensibilidad artística estaba alejada de la producción industrial, ahora lo está en la producción tecnológica. El futuro está en la educación. Actualmente separamos a los alumnos en la enseñanza media en Artes y Ciencias. Las titulaciones de diseño que exigen una alta capacitación tecnológica (Diseño de Videojuegos, Grafismo computacional, etc) están vedadas para los primeros. Si no resolvemos esta fractura, la formación de los alumnos en el diseño, incluida la joyería, dará pasos en falso. La capacitación tecnológica no consiste únicamente en el manejo de un determinado software, sino en hablar el lenguaje del código (programación) que permitan al diseñador desarrollar sus propios programas, en el conocimiento de cómo se producen nuevos materiales de forma artesanal empleando tecnología avanzada, en la creación de diseños interactivos que hace que el interesado en nuestra joyería sea un cómplice.
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