Artículo de opinión firmado por María José BO.
Pasión: Es un sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y que incluso puede llegar a perturbar la razón.
No estamos locos, pero diseñamos joyas. Y diseñar joyas es una pasión, es una búsqueda de la forma perfecta que tenga el movimiento, la armonía, el color, la textura, la mezcla de materiales, la utilización de piedras con toda su belleza y, en muchos casos, el intento de transmitir un significado para quien la diseña y que desea le llegue a quien la vea, la adquiera y la use, y que todo ello resulte en una pieza de joyería "llevable", es decir que se pueda utilizar, y a ser posible comercializar en el mercado, pero... ¿se le puede pedir todo esto a una obra de arte?
Porque, finalmente, las joyas de autor son obras de arte, diseñadas con un montón de requisitos concretos: ¿cual debe ser el peso máximo de un pendiente para que se pueda llevar en la oreja sin molestias?, ¿y el grosor de una sortija para que no impida que los dedos de la mano se puedan juntar?, y ¿cómo hacer un brazalete para que se ajuste perfectamente a la muñeca y el cierre lo pueda manipular la misma persona que la usa solo con la mano izquierda? Así que la joya de autor, a mi entender, reúne todos esos requisitos y, además, expresa y transmite los sentimientos, la forma de ver la vida, el momento y circunstancias de la persona que la diseña... ¡y, además, la queremos vender!
Y la queremos vender en estos tiempos de crisis en los que las joyas han dejado de comprarse por el valor intrínseco que conllevan, el oro o los diamantes como inversión, y en los que algunos de esos momentos de la vida en los que antes se regalaban joyas por definición: "el reloj o la medalla de la comunión", "el regalo de pedida", o ya no existen porque los cambios de la vida se los han llevado, o los receptores de los regalos están mucho más deseosos de recibir el último modelo de móvil o de tablet, o de algún instrumento tecnológico que quizás yo desconozco, o una tercera opción: se regala una joya pero "de marca". Las marcas más vendidas a nivel mundial son Cartier, Tiffany's, Pandora y David Yurman, y entre las cuatro suponen el 80% de las ventas de joyas a nivel mundial. En España podemos añadir Tous, que se lleva la mayoría más que absoluta sobre las ventas de joyas en España.
Y en este contexto me propongo hablaros del futuro de la joya de autor (vuelvo a rellenar mi copa de vino pues necesito ayuda, no sé si descaro o fluidez).
Lo primero que se me ocurre hacer al hablar sobre ese futuro es lanzar un S.O.S.: "Save Our Ship" (o, lo que es lo mismo, "¡Salven nuestro barco!")... y es que ¡nos hundimos! Y el que diga lo contrario es que prefiere estar tocando en la orquesta del Titanic y tener una muerte dulce... eso si... ¡de diseño!
Pero sólo lanzo el S.O.S. ante las ventas y la comercialización, no por la creatividad y las nuevas propuestas de utilización de materiales o de arriesgadas formas y propuestas. Porque, si el rock nunca va a morir, la joya de autor tiene aún más garantizada su supervivencia para siempre. Al fin y al cabo, lunáticos como nosotros los ha habido, los hay y los habrá de por vida. No tengo ninguna duda de que cada uno de nosotros y todos los diseñadores de joyas que nos acompañan desde el anonimato en todos los lugares de la tierra vamos a seguir diseñando, fabricando y montando joyas que adornen los cuerpos de hombres y mujeres, pues desde los inicios de la humanidad en que se manifestó la necesidad de utilizar joyas asociadas a los ritos religiosos y al deseo de adornar o manifestar un nivel social o cultural. Esto ha existido siempre gracias a locos como nosotros, que diseñamos joyas.
Por tanto no me preocupa el futuro de la "Joya de autor", que siempre va a existir... y, además, tengo que decir que me siento orgullosa de vosotros, los diseñadores de joyas pasados, presentes y futuros, que sé qué vais a llevar a esta pieza de arte hasta sus más altas posibilidades artísticas y de ejecución. Sin embargo, me preocupa un tema importante: ¿cómo vais/vamos a subsistir?
Según dice internet: "a la joyería de marca se le augura un gran futuro en los años venideros"... pues eso, ¡muchas felicidades para los que estéis diseñando para una empresa de marca renombrada! Y a los demás, volvamos a la realidad: o conseguimos que el público valore, desee y rabie por poder apreciar, adquirir y tener una pieza exclusiva de un diseñador de joyas de autor, o nos vamos a quedar fuera de ese gran futuro.
Existe una larga lista de artistas en todos los ámbitos del arte, por poner un ejemplo Schubert en música, Van Gogh o Vermeer en pintura, y Kafka en escritura, por citar a alguno en cada ámbito del arte, en los que hubo cientos que no fueron reconocidos en su tiempo, y su obra se valoró cuando ya habían desaparecido. Nosotros tenemos muchos más medios a nuestro alcance para ser valorados ahora, mientras estamos aquí, y no por la mieles del éxito y la gloria, sino porque todos reconoceréis que somos mucho más creativos cautivados por ese reconocimiento popular y con nuestra tarea facilitada por los ingresos que nuestras obras pueden producir. Por tanto, ¡utilicémoslos!
Realmente nuestra unión como colectivo no debería ser una unión reivindicativa de derechos contra un gran vendedor monopolista: ¡Dios le guarde muchos años! Y lo digo con el respeto y el reconocimiento que merecen cualquiera de los grandes antes citados y omitidos. Al contrario, debería ser una reivindicación de diferenciación: ¿quiere usted llevar lo que esa gran marca le ofrece con su distintivo, pero sin distinción real de todas las otras joyas que el mismo vende? , ¿o la pieza que yo puedo ofrecerle como artista independiente, con la transmisión que en ella hago de emociones, valores e historias humanas le resulta más cercana y valorable? Y es más, ¿en este mundo actual tan rápido y comunicado en el que, si quiere contarme su historia, yo le diseño una "joya personalizada"? ¿No lo prefiere? Pues de eso se trata, de poder estar a la altura de las grandes marcas a la hora de la elección del consumidor.
Y en este tema no os confundáis, el comprador cada vez va a encaminarse menos veces a la gran tienda física montada por la marca en la zona centro y comercial de la ciudad, y va a buscar vía on-line dónde comprar la joya especial que busca para esa ocasión que aun considera lo suficientemente especial como para que "la opción joya gane a la opción tecnología".
Como a otros siempre les quedará París, a nosotros nos quedará la frase: "recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti". Y es que "recibe este iPhone en señal de mi amor y fidelidad a ti" aun no está bien visto, pero no creo que queramos subsistir diseñando alianzas, por tanto... ¿que estás dispuesto a hacer para que la joya de autor se valorada como obra de arte?
Ésa es la pregunta que debemos hacernos por el futuro de la joya de autor y de sus diseñadores y, por tanto, os animo a meditar sobre ello, a compartir, difundir y hacer objeto de debate este tema (mientras hablemos de él es que está vivo). Pero, sobre todo, os animo a uniros para salvaguardar las joyas que diseñamos, y en las que ponemos nuestra alma y nuestro corazón, como un bien protegido por el patrimonio de la humanidad.
Y, orgullosa de pertenecer a este gran colectivo de pirados, me despido atentamente de vosotros, en la espera de tener noticias vuestras durante los siguientes decenios de este siglo XXI en los que nadie para de inventar, de diseñar y de comunicar lo que inventa y diseña. ¡Y nosotros también!
Vuestra (de las joyas diseñadas y por diseñar), ahora y siempre,
María José.
