Artículo de opinión firmado por Rafael Alemañ de Rafael Alemany Premium Jewelry en respuesta al artículo "Reivindicando el valor artístico de la joyería de autor".
Querido Fran:
Empiezo con este saludo afectuoso, como una forma de agradecerte públicamente todo el fantástico trabajo que llevas haciendo desde hace varios años por la AJA, por este artículo que promueve el debate dentro de la misma y por el afecto que nos tenemos. Entramos al mismo tiempo en la Asociación, hemos vivido momentos difíciles con la misma y gracias a tu fe, como a la de Liane, compartimos un futuro repleto de oportunidades. También he querido hacer un guiño “cultureta”, para sacarte una sonrisa, parafraseando aquella famosa carta, “Querida María” en la que el principal exponente de la pintura realista española, renunciaba a su antológica en el MNCARS porque, según su punto de vista, la entonces directora del museo denostaba el realismo (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía) ( “Querida María…” Antonio López, diario EL PAÍS, 9/ 12/ 1992). María Corral fue una magnífica directora que trajo a Madrid sobresalientes exposiciones y las instituciones culturales españolas, no valoraban el realismo en su justa medida, como denunciaba el pintor. Ambos tenían razón.
Durante años, las colecciones de la pintura española del XIX estuvieron almacenadas como consecuencia del cierre del Casón del Príncipe. El desprecio esta vez venía del Prado, o más bien de los presupuestos que no habían habilitado un espacio para la exposición de estos fondos, antes de cerrar el que lo albergaba con anterioridad. Ambas personalidades, María y Antonio fueron muy valiosos para la impronta artística con proyección internacional necesarias en esos años. A los que nos interesaba el realismo, mirábamos como ejemplo, el panorama británico, en el que se defendía por igual una vanguardia joven, rabiosa y contestataria, como la representada por la generación llamada Young British Art (los famosos Y´bas) y un realismo devastador de tintes expresionistas de pintores que surgían bajo la gigantesca sombra de Lucien Freud. Porque a mí me atraen artistas que trabajan con la técnica del XVII o de la prehistoria, junto a otros que no tienen el menor interés por la misma. Quizá los pintores realistas no tengan el escaparate que necesitan para tener una mayor proyección internacional, como si lo tienen británicos o norteamericanos, pero creo que es algo que en mayor o menor medida padecen la mayor parte de artistas españoles.
He leído gracias a tu recomendación el artículo del director del MEAM José Manuel Infiesta. No conocía el museo y por lo expuesto anteriormente me alegra mucho su existencia para dar a conocer, con la dignidad que merecen, a los pintores representantes del movimiento realista en el presente. Ojalá tenga oportunidad de visitarlo en breve. Quiero también puntualizar algunas de sus opiniones. No he podido evitar extenderme sobre este artículo, ya que lo citas a modo de introducción manifestando que “te sientes totalmente identificado con su punto de vista”. Hablemos de arte pues citando textualmente al Sr. Infiesta:
1
Comienza con una frase que no considero ajustada y que minusvalora el arte contemporáneo. “…el arte del siglo XX se ha caracterizado por la destrucción de la forma, por elevar la abstracción y la experimentación a algo sagrado, así como por la destrucción de los valores tradicionales”.
El período que conocemos como vanguardias artísticas o modernidad se caracteriza por una investigación formal que yo no considero de destrucción: búsqueda de nuevas maneras de representar el espacio, el tiempo, los puntos de vista, nuevas armonías cromáticas, la tecnología de su tiempo, el inconsciente, los fenómenos ópticos… las soluciones para representar el mundo del realismo (la perspectiva cónica, el traslapo, el claroscuro) son estereotipos articulados de forma similar a los labrados por el cubismo, fauvismo, futurismo, etc. No mejores, sino distintos. Además, varios de estos movimientos no se centraban sólo en la experimentación formal (que no destrucción; la forma no puede destruirse, porque nuestro aparato perceptivo se basa en la recepción de un elemento como forma y otro como fondo, las abstracciones también son formas), sino aspiraban a crear un hombre nuevo (cambiar su forma de pensar, de entender su sexualidad, de relacionarse con el mundo…).
Muchos de los artistas que dieron vida a esas vanguardias, eran grandes conocedores de la tradición, se sentían pertenecientes a ella y por supuesto no querían destruirla. Pocos pintores, también los realistas, conocerán en profundidad la obra de Ingres como Picasso, a Tiziano como Matisse, a Miguel Ángel como Brancusi, a Goya como Munch, y la lista se haría larguísima. Pero supongo que habré empezado a leer el artículo de forma susceptible y que un director de un museo de este tipo no menosprecia las vanguardias, no cae en el error que han padecido los realistas en sus carnes.
El primer párrafo termina diciendo “Pero ahora con el final del siglo vemos que el ciclo se da por satisfecho, la destrucción de la forma ya no da para más.” Lo cierto es que a esa conclusión llegaron la mayor parte de movimientos artísticos tras la II Guerra Mundial, por eso los libros escolares de arte, dan por finalizada la Modernidad para dar comienzo a un período al que conocemos como Posmodernidad. El arte más avanzado renuncia a la investigación formal (con muchos matices) para centrarse en otros problemas que consideran más acuciantes para los seres humanos de su época, ya sea el impacto de la cultura popular, la aceptación de la fotografía y el cine como arte y lo que esto modifica los valores de lo que consideramos artístico, la autoría, el mercado del arte y mucho, mucho más.
Al Sr. Infiesta el arte contemporáneo parece no interesarle, pero se siente una voz autorizada para afirmar que su camino está agotado. Si sois aficionados a la lectura de las fuentes artísticas, conoceréis declaraciones similares de agoreros que anunciaban el agotamiento del arte en la Grecia Clásica, el Renacimiento o el Barroco y yo creo que desde entonces se han hecho algunas cosas. Estamos hablando de momentos fascinantes de la investigación artística que el director de un museo no parece valorar en su justa medida. Porque el arte experimental y la tradición no son incompatibles.

2
En la respuesta a la segunda pregunta, el Sr. Infiesta, además de insistir en las tesis ya expuestas, declara “…creemos que el arte se encuentra en una situación de esterilidad absoluta”. Como creer es una cuestión de fe, el Sr. Infiesta puede creer lo que quiera. Sin embargo, este mismo año yo he podido disfrutar de alguna película, fotografías, pinturas, libros, contemporáneos sí, que me parecen obras maestras.
El tiempo va poniendo las cosas en su sitio para posteriormente cambiarlas, así de caprichoso es, no creamos que siempre se ha valorado a Leonardo como lo hacemos ahora y que seguirá siéndolo, pero incluso teniendo en cuenta esta volubilidad, creo que el Sr. Infiesta no tiene razón. Las obras de arte también son lo que el tiempo hace de ellas, no sólo lo que se proponía el artista en el momento de su creación. El arte contemporáneo no es estéril, sigue teniendo hijos y algunos son muy robustos.
No me molesta que las instituciones apoyen a los artistas experimentales más significativos, y entre estos debemos incluir a algunos pintores realistas que vuelven su mirada hacia el pasado, pero no a todos, sólo aquellos que busquen una trascendencia, que no una mera copia. Insisto, tradición y experimentación no son incompatibles. Pero una defensa del realismo por el realismo, que entiende, claro está, es la pintura de verdad, como Dios manda, que es la que se ha hecho toda la vida, y que ya es hora de volver al orden ante tanto desmadre y tanta estafa, pues no.
Si el Arte es lo que dice el Sr. Infiesta, entonces tenía razón Platón al decidir que los artistas debían estar prohibidos en la República Ideal, ya que lo suyo es la Imitación y todos sabemos que la Imitación está más cerca de la Mentira que de la Verdad y que se dejarían llevar por el engaño de los sentidos sin buscar indagaciones más profundas, con el consecuente daño para la educación de los jóvenes.
Podría compartir con el Sr. Infiesta que las instituciones culturales no tratan con justicia a los pintores realistas, pero creo que sus expresiones son muy desafortunadas. Por ejemplo, cuando habla de “las grandes generaciones de artistas jóvenes que hay que están buscando un retorno a los cánones clásicos, o a lo que ha sido siempre el arte: la figuración”.
Primero, el Sr Infiesta quiere decir “realismo” en vez de “figuración”. Como ya he explicado casi todo arte es figurativo (representa figura y fondo).
Segundo, en las manifestaciones humanas que conocemos como arte a lo largo de toda su historia, la preocupación por el realismo sólo se ha manifestado en algunos periodos como el arte Griego del s. V a. C., el arte Carolingio, el Renacimiento, el Barroco español, algunos movimientos de la pintura del XIX. Parece que borramos del mapa el arte del Egipto Antiguo, el Helenismo, el Románico, el Gótico, el Manierismo, el Rococó, etc., movimientos para los que el realismo no tenía relevancia para juzgar el valor de una obra. Eso no quiere decir que podamos encontrar hasta en la vieja Mesopotamia, artistas con una capacidad extraordinaria de observación y habilidad técnica para hacer representaciones realistas, pero ningún historiador sensato declararía que fueron el motor de su arte.
No creo que el momento actual busque la destrucción de ese pasado, ni del que defiende el Sr. Infiesta y ni del que olvida. Además, la joyería no es realista, a veces ha sido minusvalorada por ello y sólo con la aparición de la abstracción, empezaron a dedicarse estudios artísticos serios sobre el ornamento, como el que dedicara Schlosser a la voluta o Riegl a los elementos domésticos tardorromanos. Fundadores los dos, por cierto, de la disciplina que llamamos historia del arte.
Me preocupa esta miopía cultural. No me parece bien que el Sr. Infiesta pueda tener una opinión y yo la mía y que las dos sean válidas, porque eso sería contrario a los sistemas democráticos en los que es posible el diálogo y es posible convencer a los que no piensan como tú y, por supuesto, ser convencido. La historia del arte es una disciplina contrastable y por lo tanto sería fácil demostrar que las afirmaciones hechas por Infiesta son falsas.
3
Sería tedioso comentar el artículo punto por punto. Pero no me resisto a compartir perlas como “…(valorar) lo que era la pintura de verdad” (al que le interese puede leer el libro de Gilles Deleuze, “La Verdad en Pintura”), sobre el valor del arte contemporáneo “Bueno, eso depende del valor que le dé cada uno… Para mí no tiene ningún valor.” Cuando habla del mundo del arte como una gran confabulación internacional. Su análisis del mercado que para él es fruto de un truco como el del cuento del “Traje nuevo del emperador”. Un círculo en el que galeristas, directores de museos, ferias de arte, escuelas, casas de subastas, etc., serían o ignorantes o deshonestos. Por cierto, he visto en ARCO obras de Antonio López, porque el realismo no está vetado, y tampoco creo que sus cuadros valgan lo que se pide de ellos, porque de la especulación no se libra tampoco el realismo.
Hablar de la justicia de los mercados nos daría para otra larga digresión, pero tendríamos que hacerlo con conocimiento. Comparar la influencia para la historia del arte de la obra de Jackson Pollock con la de Jacobo Alcalde es una necedad. Millones de artistas en todo el mundo hemos estudiado con interés el trabajo de Pollock y ha influido en nuestra obra, pero debemos ser idiotas, porque el que sabe pintar de verdad es otro. Por cierto, que el arte de Pollock también se basa en la tradición, tanto en el surrealismo como en las representaciones de tribus indias milenarias.
El problema de la tradición parece ser un problema de memoria, en unos llega hasta la prehistoria y en otros parece que no sobrepasa a Velazquez.

Minusvalorar el arte experimental en función de su apreciación por el gran público es un argumento para los viejos del palco de los muppets. Imaginémonos que damos importancia a las investigaciones científicas por la valoración que de ellas haga el público. Esto no se hace en ninguna disciplina sólida y eso incluye al arte.
Fran, tú sabes perfectamente, mejor que yo, lo que significan los populismos. Espero, amigo Fran, que tu identificación con el Sr. Infiesta tengan que ver con su proyecto museístico, porque en cuanto a sus opiniones sobre lo que es el arte, su pasado, presente y futuro, o el mercado, me parece que no serían una guía acertada.
Me parece una persona valiente y generosa por el proyecto, que está llevando a cabo en defensa de una tendencia artística que quizá no se tenga suficientemente en cuenta, he visto la página del museo y me parece precioso. Pero las descalificaciones que hace sobre tendencias artísticas diferentes de las que defiende son nefastas.
4
Para mí el artículo de Infiesta no merecería contestación, si no fuera por la posible influencia que pueda tener en la proyección de la imagen de la AJA. Ahora no hablamos de arte, sino de imagen.
Voy a aprovechar la cita del Sr. Infiesta en la que recuerda que todas las instituciones catalanas tienen en el fondo de la foto de cada uno de sus actos un cuadro de Tapies. Tapies es el pintor de lo institucional en Cataluña y lo es porque la imagen que quieren proyectar sus instituciones, sobre todo al exterior, es la de modernidad.
Ay, qué tiempos aquellos en los que tras los actos de las instituciones madrileñas había un cuadro de caza o fotografías del monumento a la Violetera. Conseguía proyectar una imagen retrógrada. No he nacido en Madrid, pero la vida aquí me ha dado mucho. Sabes que en mis trabajos figura siempre el nombre de la ciudad, desde mi modesta posición, la reivindico. Sabemos que Madrid se vende mal. Y a pesar de los esfuerzos de entidades privadas y públicas, la imagen de la ciudad no termina de quitarse esa imagen noventayochista.
Hablo de Madrid como podría hablar de la AJA. Tú más que nadie te has esforzado en modificar la imagen de la AJA y sabes lo importante que es. Algunos autores que conozco no han querido integrarse con la Asociación por que no se identifican con la imagen que proyecta, a su entender muy conservadora. Pensemos que imagen queremos dar y los diseñadores decidiremos si encajamos con ese espejo o si sería perjudicial para nuestros intereses reflejarnos en ese espectro. Mi respuesta a esta pregunta es muy clara: yo deseo que la AJA tenga una imagen moderna, avanzada, tolerante y abierta también a manifestaciones llamadas contemporáneas. Que el baremo se centre más en el rigor de un trabajo.
5
Voy muy lento, perdonadme por la extensión. Hemos hablado del arte, también de la imagen y ahora nos quedaría entrar por fin en el interés común por la joyería.
Yo sé que Fran no construye la joya de autor desde la oposición joya de autor / joya contemporánea. En el mismo artículo se señala también sus puntos en común. Por eso no me parece adecuado el titular “Joya de Autor versus Joya Contemporánea”. Disfruté mucho también de la entrevista de Jorge Rojas a Ramón Puig-Cuyas para la revista Experimenta, una revista generalista para el mundo del Diseño a la que estoy suscrito. Me interesa la publicación, los artículos de Rojas, y me encanta la obra de Puig-Cuyás. Como docente, soy consciente que su figura, ha contribuido grandemente al prestigio de una escuela como la Massana. Creo que tiene razón al hablar que el término Joya de Autor es ambiguo. Si no fuera así, nosotros no tendríamos tanto interés en tratar de definirlo y de publicitar esa definición. Es ambiguo como también lo son los demás conceptos que Cuyás trata de definir.
Me acuerdo de la frase de Salvador Dalí que recomendaba a los jóvenes artistas que no trataran de ser modernos porque, a fin de cuentas, era lo único que no iban a poder dejar de ser. Algo similar podríamos decir de contemporáneo. Todos nuestros trabajos son contemporáneos puesto que trabajamos en una misma época. Los términos son ambiguos hasta que consiguen generar un estereotipo con la suficiente fuerza. Para la AJA, preferiría que las definiciones no fueran muy rígidas. Tengo experiencia en reglamentaciones que al final te generan más ataduras que soluciones. Reconozco que no tengo muy claro si hago joya de autor y no lo tengo claro porque sabes que no tengo demasiado interés en saberlo. Soy más bien un autor que hace joyas, como dibujo, pinto, hago esculturas, preparo la cena o me pongo los calcetines.

6
Pero tú te estas esforzando en clarificar las cosas, en crear un debate y comparto contigo que es revitalizante un intercambio de opiniones entre los asociados.
En el artículo pones el acento en el punto 3 de la definición: “La búsqueda de la máxima calidad, búsqueda que se plasma en varias dimensiones (de entre las que destacaría la selección de materias primas, la maestría técnica y la usabilidad”). No te enfades, pero lo de la máxima calidad me suena al turrón. Yo pongo más el acento en el discurso artístico. No creo que las obras de los compañeros que trabajan en oro o platino tengan un valor artístico superior al de las que yo pueda realizar en plata, bronce o yeso. Tienen un mayor valor crematístico. Dalí, por ejemplo, hacía piezas en oro por el valor alquímico que le daba Raimundo Lulio y el simbolismo que conllevaba, no por el valor del material. Sabes también que tengo muchas carencias técnicas, pero, aunque respete el oficio, no es lo que más me interesa (tampoco busco la máxima calidad en ese aspecto) y por último el de su usabilidad. Te aseguro que algunas de las mías te ibas a cansar de llevarlas enseguida, como si tuvieras oportunidad, de las del tesoro de Tutankamon o de algunas de Liane Katsuki que me parecen muy interesantes y que se diseñaron para acciones artísticas.
Según los criterios del artículo sobre la joya de autor, debemos estar a la cola de la misma. Entiendo que en la Asociación hay joyeros de formación tradicional, gemólogos que opinarán muy distinto y me resulta muy estimulante que exista esa diversidad. Lo contrario sería empobrecedor.
Además de todo lo escrito, estoy pensando, que las últimas veces que nos hemos visto, no hemos tenido tiempo de tomarnos ni una caña, que sabe mucho mejor cuando se toma al lado de los buenos amigos.
Este debate que se ha abierto, me parece de lo más interesante.
A lo largo de la historia han existido artistas (que eran contemporáneos en su tiempo) pasaron sin pena ni gloria, y la lista es tan larga que casi deprime y que, algunos, solo algunos, hoy son valorados y respetados porque al final la historia o el tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque sea tarde. Sin embargo, ¿quién decide en cada momento lo que vale y lo que no?, ¿lo que es bueno y lo que no?. ¿cuántos actores fantásticos no son nadie hasta que salen en televisión? ¿antes no eran buenos? pues igual con otras artes como la pintura, o las joyas, hasta que alguien importante o con la capacidad de comunicar no te abre las puertas como artista no existes más que para tu pequeño grupo.
Los materiales son medios simplemente, y serán más costosos o no dependiendo de muchos factores, aunque suele ser el económico el que más afecta a la hora de elegir, sin embargo lo importante es el resultado final, el mensaje, el objeto que se muestra. Pero sin duda, lo importante es el conocimiento de lo que se tiene entre manos. Hay que buscar la excelencia.
Contemporáneo o artesanal no es sinónimo de malo, aunque si es verdad que hay muchas cosas que yo no llamaría ni arte, ni joyas ni nada de nada y quizás hay demasiados que se subieron al carro del arte con el apellido de contemporáneo y han devaluado su concepto.
La libertad creativa debe ir acompañada de conocimiento para que el resultado sea bueno, porque eso siempre encuentra poco a poco su sitio. La técnica se perfecciona con tiempo y constancia, y nunca se termina de aprender.
El problema que yo encuentro, es como y donde mostrar el trabajo, como sobresalir en este exceso de datos y de información en el que vivimos. Y competir con la producción en cadena en una sociedad que consume y tira a la velocidad de la luz es difícil.
Rafa, enhorabuena por tu maravilloso y lucido articulo!
Como el que ha escrito Fran, hay que leerlo y volver a leer.. meditar y llegar a una acertada conclusión… Si es que hay una conclusión definitiva. Vamos adelante.
Gracias ,una vez más a los dos ,por abrirnos esta ventana.
Saludos.
Liane
Muchísimas gracias Liane por tu cariñoso mensaje. Gracias a ti por el trabajo de todos estos años que sigues llevando a cabo como el primer día. Un beso muy fuerte, Rafa
Bueno, gracias a JF Alfaya por tu gran labor y por ponernos a ‘Pepito Grillo’ a nuestro lado… y Rafael qué te puedo decir… Sois dos ‘maestros’… y como voy tan pillada de tiempo… me he impreso todo lo dicho para leerlo con calma… y poder realizaros algún comentario que pueda ser de interés.
un beso y nos vemos en Iberjoya
Estimado Rafael,
En primer lugar, espero que mi intervención no resulte molesta, pues aunque no soy asociado, de un tiempo a esta parte tengo un gran interés por que la Joya de Autor de España adquiera un especial protagonismo en el mercado del lujo, no sólo a nivel nacional, sino internacional. Sin embargo, esas motivaciones darían para otro artículo, y no son relevantes en éste.
He leído con gran interés tu extenso artículo. Debo confesarte que por lo general soy reacio a leer artículos que son tan largos, pero es que la mayoría de la ocasiones carezco de la motivación necesaria para dedicarle tanto tiempo.
Además, debo confesarte que tengo tantos conocimientos de arte, como de portugués, nociones, pero tu artículo ha sido como un cursillo intensivo de verano del que he aprendido mucho y me ha gustado mucho el enfoque que le has dado en los diferentes puntos. Sobre todo, la idea de abrir este debate tan necesario para la Asociación.
Mi especialidad es el branding, y aunque fue mi debilidad desde que tengo uso de razón, no fue hasta hace casi 4 años que no descubría que tenía nombre y que encima se podía vivir de él y disfrutar como un enano como lo estoy haciendo ahora.
Además, desde hace 2 años, decidí especializarme en el mercado del lujo porque para mí es la industria que algutina en proporción al mayor porcentaje de profesionales obsesionados con la excelencia y la autosuperación, algo que en general adolecen la mayoría de las industrias. Para mí, desarrollar mi trabajo rodeado de de tanta gente excelente es mi mayor motivación, porque estás sometido siempre a un aprendizaje constante, y en la mayoría de los casos gratis. ¿Alguien da más?
Sin querer extenderme demasiado, creo que este es un debate necesario, pues es fundamental para la Asociación y para sus Asociados tener una imagen muy clara de qué valores defiende y qué valores quiere proyectar, y que diferencien claramente a la joyería de autor de la contemporánea y del resto, para que tanto los que estén dentro, como los que quieran entrar, lo hagan con el pleno convencimiento de que comparten esa serie de valores, se identifican con ellos y están dispuestos a defenderlos y promoverlos para hacer que la Marca Joyas de Autor de España sea cada vez más fuerte y llegue a cualquier rincón del mundo de forma inequívoca y muy sólida, lo que redundará en el beneficio de todos los asociados. Lo cual no quita para que además te guste la joyería contemporánea y la practiques, pero que profesionalmente te presentes como joyero de autor. No vendemos realidades, vendemos percepciones.
Las mayores empresas de branding de la historia han sido las religiones (y que me disculpen los que sean muy religiosos), y contemporáneamente los equipos de fútbol, porque han creado un estilo de vida al que han dotado de unos valores, y los han vendido, impuesto y defendido incluso con la propia vida. De eso se trata el branding y es aplicable desde una persona a todo un colectivo social.
Pero el debate sobre cuáles son o dejan de ser los valores que la Asociación debe proclamar y defender, incluso el hecho de si es necesario definrlo no debe ser un debate público, abierto a que cualquiera pueda entrar a leer, y eventualmente, a opinar como lo estoy haciendo yo. Porque eso debilita la imagen de la Asociación mostrando una asociación débil, sin una identidad clara y sin un rumbo definido, no sólo para los que están fuera, sino para los que tienen previsto entrar, pero no saben para qué exactamente y mucho menos para los que ya están dentro que se encuentran en ocasiones con un pie dentro y uno fuera.
Si estos artículos estuvieran restringidos al público y sólo los asociados tuvieran acceso a él, me parecería de maravilla, y promuevo su debate con los ojos cerrados, como ya lo he hecho esta tarde con Fran por email.
Pero debemos ser muy cuidadosos con la imagen de la Asociación.
Como brander, entiendo que la imagen que se quiera proyectar debe surgir a iniciativa de la Junta Directiva con el apoyo de la Junta Genera, y la responsabilidad de que eso se lleve a cabo con diligencia recaiga en la Junta Directiva, pero que también sea asumida por cada Asociado que para eso entra a formar parte de la Asociación.
Por lo que os insto a que mováis este debate a la zona privada y eliminéis mi comentario si así lo estimáis oportuno.
Un cordial saludo a tod@s,